En su mensaje en el reciente Te Deum Evangélico, el Obispo Emiliano Soto afirmó: “nuestra opción es y será por la vida… al promover la vida humana rechazamos categóricamente el aborto, la eutanasia y la discriminación”.

Bachelet-Te-Deum-1309-290x210Anteriormente, en entrevista que concedió al noticiario “24 horas” de TVN el 24 de Mayo de 2014, el mismo Obispo Soto, junto con declarar que “nosotros [los evangélicos] somos contrarios al aborto”, había precisado que “nosotros no estamos para imponer ningún criterio… no nos compete legislar”. Lo que se entendió de esa entrevista es que la Mesa Ampliada de Organizaciones Evangélicas se opone a la práctica del aborto, pero respeta el derecho de un Estado laico a legislar teniendo en cuenta la diversidad de visiones existentes en la sociedad.

La ausencia de esta última precisión en el mensaje del Te Deum, llevó a los medios de comunicación a entenderlo como un inequívoco rechazo al proyecto de despenalización del aborto en tres causales o situaciones específicas (aborto terapéutico), que se debate en el Congreso Nacional. Por lo demás, tal interpretación está en sintonía con una declaración firmada por los participantes en el desayuno del “Foro Pastoral Evangélico” el 20 de Abril de 2015, que asegura representar la opinión de “la gran mayoría de la Iglesia Evangélica en  Chile”, rechazando explícitamente dicho proyecto de ley. El 5° párrafo de dicha declaración expresa textualmente:

“Rechazamos el aborto por los efectos que éste trae a la sociedad y a las personas. Quienes trabajamos en el ministerio pastoral recibimos continuamente a mujeres afectadas por depresión post aborto, a veces años después del trauma y aun cuando su aborto caía dentro de las causales propuestas”.

Llama la atención que este párrafo reconoce implícitamente que en Chile el aborto se practica regularmente en forma clandestina, e indiscriminadamente, es decir, sin ningún discernimiento ético respecto a sus causales. Cabe recordar que por efectuar públicamente el mismo reconocimiento, agregando –con palabras bastante más fuertes- que las personas con más recursos pueden acceder a una atención mucho más segura, una Ministra de Salud debió renunciar a su cargo. Posteriormente la misma Presidenta Bachelet generó una nueva polémica simplemente por aludir a la misma situación. También el Obispo Emiliano Soto hizo referencia a esta situación en su entrevista a TVN, agregando que muchas mujeres caen presas por ese motivo. Con esto se refirió implícitamente a las mujeres más pobres que abortan: por no poder pagar una atención más segura (a eso se refería la Ministra Molina con lo de las “clínicas cuicas”), se ven obligadas a recurrir a servicios públicos de salud para tratarse los efectos secundarios de sus abortos clandestinos, servicios que están obligados a denunciarlas.

Otra cosa que reconoce implícitamente el citado párrafo, es que las mujeres que buscan acompañamiento pastoral por razones asociadas al aborto, lo hacen después que han abortado, y nunca en el momento de tomar la decisión de abortar. La razón es bastante obvia: cuando el aborto es penalizado independientemente de sus causas, ninguna mujer que esté pensando seriamente en abortar tendrá la confianza de pedir apoyo pastoral para su proceso de discernimiento ético.

35102_14391_116956469Lo anteriormente dicho evidencia que la actual legislación chilena, que penaliza la interrupción voluntaria del embarazo cualquiera sea su causa, no es eficaz para evitar que el aborto se practique en Chile en forma absolutamente indiscriminada, creando serios problemas de salud pública y operando como un factor de desigualdad para la población femenina del país. También muestra que el liderazgo evangélico cuenta con suficiente conocimiento de esta compleja realidad.

No parece coherente con tal conocimiento de la complejidad de la situación, que en sus declaraciones públicas algunos líderes evangélicos reproduzcan la simplista suposición de que quienes se oponen a legislar sobre el aborto terapéutico están “por la vida”, mientras que quienes promueven tal legislación son “anti-vida”. Si tenemos ese conocimiento, la actitud más responsable es contribuir a un debate honesto e informado, sin descalificaciones, reconociendo que la responsabilidad de las autoridades públicas es buscar políticas eficaces para avanzar en el bien común (Romanos 13: 1-7), y no la instauración del Reino de Dios.

 

Juan Sepúlveda G.                                                                                                                                                                     Director de Planificación Institucional                                                                                                                                SEPADE

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